Suyos son los aeropuertos, venga por ellos
M. en I. Oscar Minor García
24 de junio de 2020
Los aeropuertos siempre han sido el punto de partida o el punto final de una aventura. Algo nuevo por descubrir o el apéndice de lo ya descubierto. El lugar de las despedidas y los reencuentros. Las historias que guardan esos edificios son infinitas. Eternos pasillos diáfanos donde los pisos pulidos reflejan las formas de las estructuras de cubierta. Los más modernos incluyen amplios espacios que le dan la sensación de libertad al pasajero. Un preámbulo perfecto para la experiencia de volar. En el aire. En el cielo.
No sorprende por qué se llama a un arquitecto para diseñar este tipo de estructuras. Son ellos quienes tienen la sensibilidad para crear ambientes apropiados para el ritual de viajar. Son ellos los encargados de crear los espacios para un proceso bien establecido en el que cada individuo, aunque sea su primera vez, sabe a dónde ir.
Los aeropuertos son en su mayoría lugares amplios, donde se pueden explorar formas diferentes a las que un edificio de otra especie está limitado. Esto, sin duda, fomenta la creatividad. Por supuesto, lograr tales hazañas requiere de un equipo de ingeniería que logre traducir esas formas en esfuerzos que los materiales sean capaces de resistir.
La primera vez que llegué a la terminal 4 de Madrid-Barajas, la cubierta ondulante de bambú y acero de colores amarillos cautivó mi atención. Las curvas sutiles en forma, como si hubieran sido delineadas por Dalí, como si el acero fuera un material flexible que sube y baja cual notas musicales. Son sostenidas por largas columnas amarillas metálicas tubulares con apoyos articulados en los extremos, como los de los ejemplos de clase, pero que pocas veces vemos en la realidad. ¿Cómo construyeron la estructura? ¿Cómo la analizaron?
Está de más hablar de la distribución de los espacios donde las plantas superiores son para las salidas y la planta baja son para llegadas. Es en esta última donde puede apreciarse la sutil transición entre acero y concreto, al cual se le permitió conservar su color natural a cambio de jugar con las formas.



Otro de los aeropuertos que me generan las mismas preguntas sobre la construcción y el diseño es la terminal 1 del aeropuerto de Shanghái Pudong. La cubierta está constituida por un sistema conocido como viga-cuerda (beam string structure), que consta de una armadura tridimensional en forma de arco que hace las veces de una cuerda superior, apoyada en los extremos con apoyos simples, y con una serie de puntales a compresión a lo largo, que a su vez se apoyan en un tensor inferior, o más propiamente una cuerda inferior, que reacciona contra la compresión de la armadura superior en los apoyos extremos, logrando el equilibrio. Las vigas-cuerda se apoyan en columnas metálicas inclinadas, siguiendo el plano de la fachada. Toda la cubierta es estabilizada por tensores conectados hacia columnas de concreto.
La sensación es distinta, permanece la amplitud y la luz, pero esta vez se incluye el orden logrado por la repetición de las estructuras. La cubierta es de un color azul fuerte, sombrío. Los tensores son negros con lo que se diluyen con el color de la cubierta. Los puntales son blancos, con lo que resalta su orden simétrico. Se evitó exponer totalmente la estructura por lo que no se aprecian los apoyos de las columnas.



Pero los aeropuertos también son la puerta de entrada a una cultura. El ejemplo más interesante que he visto es en el aeropuerto de Denpasar, en la isla de Bali, en Indonesia. Este espacio hace uso de una cubierta ondulante formada por armaduras tridimensionales de perfiles tubulares metálicos, sostenidas por robustas columnas tubulares. La robustez de la estructura recuerda sin duda que Indonesia es un país formado por miles de islas de origen volcánico, lo cual conlleva una alta actividad sísmica, por lo que el diseño del edificio debe contemplar tal tipo de fuerzas accidentales. Las conexiones son soldadas con lo que se crea un aspecto de limpieza y continuidad. Sin embargo, el detalle que más llama la atención de los turistas son las esculturas expuestas por varias secciones del aeropuerto que representan dioses hindúes, con formas extrañas, en posiciones incómodas y con indumentarias curiosas. Adicionalmente, los viajeros pueden encentrarse con portales separados, o candi bentar, tradicionales de la arquitectura balinesa, como preámbulo de lo que se puede encontrar en la isla.



Siguiendo con la línea de la cultura y los aeropuertos, esto puede apreciarse en los materiales elegidos. Los países nórdicos se caracterizan por su importante industria de madera estructural, lo cual puede apreciarse en el aeropuerto de Oslo, Noruega. En este espacio se encuentra una cubierta formada por extensas vigas de madera laminada (glulam) sostenidas por columnas de concreto con una conexión metálica en V. La versatilidad de la madera puede apreciarse asimismo en la cubierta reticular observada en otra parte del aeropuerto, donde esta vez se utilizaron columnas metálicas circulares de sección variable que disminuye considerablemente en los extremos, donde se conecta con una articulación.
Aunque este edificio tiene formas más tradicionales, se logra un espacio con gran amplitud donde la madera es el principal protagonista. El color que proporciona es cálido, ofreciendo un resguardo para aquellos lugares donde el clima es extremadamente frío.



Los aeropuertos son tan diversos como la creatividad de cada arquitecto y la capacidad técnica de los ingenieros han permitido. Son lugares donde los viajeros pasan unas horas de espera, y qué mejor espera que en un lugar agradable, amplio y lleno de luz. Te invito a que la próxima vez que pases por un aeropuerto te detengas a contemplar el trabajo y el resultado de muchas personas, y que al preguntarte cómo lo hicieron y cómo lo construyeron puedas visualizar el camino de las cargas a través de los diferentes elementos. Esto es como la relación que tiene el lector con el escritor, un diálogo íntimo y único entre el usuario y la mente que definió las proporciones y los materiales del espacio que está ante tus ojos.